En la provincia china de Anhui, una joven se encerró en su habitación con la intención de suicidarse tras una pelea con su marido.

Los bomberos se dividieron en tres grupos para evitar la tragedia. El primero se desplazó por el techo, para que un socorrista descendiera con un arnés.

Otro grupo ingresó a al habitación por la fuerza, para apoyar al que intentaría detener a la mujer que se encontraba sentada, a punto de saltar.

Los demás vigilaron la caída eventual caída, colocando colchones sobre el pido para amortiguar un posible golpe mortal.

El desenlace es tan rápido como efectivo: un trabajo bien pensado y ejecutado.