Los carpinchos, también conocidos como capiabaras tenían como uno de sus entornos naturales los humedales que había en el lugar donde después se implantó el barrio privado Nordelta.

Los animales, lejos de alejarse se acostumbraron rápidamente a la presencia de seres humanos pero decidieron quedarse viviendo en su propio hábitat.

Muchos de los vecinos del barrio privado suben videos quejándose de la presencia de estos tiernos roedores pero a nadie se le ocurrió la idea de lucrar con eso como si hicieron en Tokio, donde hay un café llamado Capyneko Cafe, en el que los clientes pueden interactuar con capibaras y gatos los que se puede acariciar, tomarse fotos y hasta alimentarlos.