Es una situación bastante común que a muchas personas les toca atravesar, pero en esta oportunidad el protagonista es un joven francés, que consiguió justicia a su manera.

Cuando el contrato de alquiler terminó, el propietario de la vivienda no accedió a devolver la suma de dos mil euros que el inquilino le había entregado como depósito inicial.

El damnificado se dio el gusto de destrozar con una masa el baño y varias paredes del departamento, en lo que fue una protesta efectiva.