Durante el festejo de una pareja de recién casados, la alegre novia se dispuso a traspasar a la soltera que se quedara con el ramo, la suerte del amor.

Una de las solteras -se ve que bastante desesperada por llevar algún hombre al altar- se tiró de cabeza por la baranda para conseguir el bendito ramo.

Las flores se las llevó en una mano y en la otra, un puñado de piezas dentales.