Cada vez más viajeros optan por destinos poco convencionales para realizar escapadas breves desde la Ciudad de Buenos Aires. A 90 kilómetros de la capital, este lugar se ha convertido en una excelente alternativa para quienes desean alejarse del ajetreo urbano sin necesidad de trasladarse demasiado lejos.

Sus construcciones antiguas, almacenes tradicionales y una oferta gastronómica casera han posicionado al pueblo como una de las opciones más atractivas para disfrutar de un fin de semana diferente.

Cuál es el pueblo de Buenos Aires que es cada vez más famoso para hacer una escapada

Un número creciente de viajeros opta por explorar destinos menos convencionales para sus escapadas desde la Ciudad de Buenos Aires. Mientras que lugares clásicos como Luján y San Antonio de Areco siguen siendo populares, un pequeño pueblo de la provincia ha comenzado a destacarse gracias a su calma y propuesta cultural.

A pesar del inevitable paso del tiempo, Altamira conserva su esencia intacta. Este rincón sereno y pintoresco combina la arquitectura histórica con la vida rural, brindando a los visitantes una experiencia única y diferente.

Dónde queda y cómo llegar a Altamira

Ubicado en el partido de Mercedes, en la provincia de Buenos Aires, Altamira es un destino ideal para quienes buscan tranquilidad y contacto con la naturaleza. A solo dos horas de la Ciudad de Buenos Aires, este pueblo de origen ferroviario ofrece una escapada perfecta para desconectar del ritmo urbano.

Su historia se remonta a 1908, cuando la llegada del tren impulsó su crecimiento y fomentó el desarrollo de la comunidad.

Para acceder desde CABA, la opción más conveniente es en auto. El trayecto comienza por el Acceso Oeste hasta Luján, siguiendo luego por la Ruta Nacional 7. Posteriormente, se toma la Ruta Nacional 5 hasta la salida 91 en Gowland, desde donde solo es necesario seguir la señalización hasta el pueblo.

Qué hacer en Altamira

Dentro de las opciones más destacadas, se encuentra lo siguiente:

  • Estación de tren histórica: restaurada y convertida en la Sala Cultural La Payró, combina arte y gastronomía.
  • Almacenes de ramos generales: con más de un siglo de historia, algunos han sido declarados patrimonio cultural.
  • Ex fábrica Corinema: antigua productora de ladrillos y cerámicos, ahora funciona como un viñedo con un espacio gastronómico.
  • Capilla Nuestra Señora de Fátima: ideal para quienes buscan un momento de calma y reflexión.
  • Productos regionales: la zona es reconocida por su salame quintero, vinos, gin, vermut y dulces caseros.