Agustín había asistido a una importante marcha que se hizo en su ciudad, Bariloche, contra los abusos y la violencia de género. Allí comenzó esta triste historia. 

Durante la movilización se leyó una lista de presuntos abusadores entre los que escuchó su nombre. Lo único que pudo hacer es ir corriendo a su casa en estado de shock, porque la que era hasta entonces su mejor amiga, lo había denunciado. 

La joven realizó unas publicaciones en redes sociales que comenzaron a viralizarse, al mismo tiempo que Agustín a deprimirse. Cuando la joven despechada quiso salir a pedir disculpas ya era demasiado tarde y la viralización contra Agustín era un hecho. 

En su redes, Silvina publicó los chats con la joven y las capturas del pedido público de disculpas de la joven, al mismo tiempo que escribió: "Hoy una chica escrachó a mi hijo en Instagram por enojo y ahora no sabe como parar la bola... Jugar con esto es terrible, es una burla hacia todas las victimas de violación, abuso y vejaciones".

"Fue un momento de bronca y enojo", había revelado la denunciante en sus redes sociales, donde admitió no "ver el límite" de la cuestión. Pero el tema avanzó tanto que Agustín cayó en una fuerte depresión y se suicidó el pasado 23 de diciembre: "Estuvo muy mal, en cama, no quería comer", dijo su madre.