La noche era una más de esas en las que un grupo de compañeros de trabajo decide realizar un partido de fútbol para distraerse un rato y pasarla bien.

La particularidad es que el trabajo de ellos es ser policías, lo que no podían saber los barras de Vélez que pasaban por allí con destino al estadio José Amalfitani para presenciar el debut de la Copa ante Peñarol.

La pelea se armó porque uno de los policías tenía puesto un pantaloncito del equipo uruguayo, lo que los barras sintieron como una provocación.

Los barras entraron a la cancha a golpear a los que estaban jugando y se armó una batalla campal que terminó cuando los policías sacaron las armas y terminaron deteniendo a los agresores.