Mujeres enamoradas de curas le piden al Papa que elimine el celibato
El celibato en la Iglesia vuelve a estar en el tapete. ¿Es necesario? ¿el amor y las pasiones interfieren en la religión? 26 Mujeres solicitaron mediante una carta poder amar sin esconderse.
El papa Francisco recibió una carta muy particular. Se trata del pedido de 26 mujeres que vivieron, viven o desaarían vivir en una relación con un sacerdote sin tener que esconderse del resto de la iglesia y la sociedad. “Nosotras amamos a estos hombres y ellos nos aman a nosotras. No se puede romper un vínculo tan fuerte y hermoso”, bajo ese pensamiento se las ha considerado como “las rivales de Dios”, aunque el grupo Ahora está dispuesto a luchar por el amor.
El celibato es un tema de discusión que siempre está en el candelero, ya sea por el tema de los abusos dentro de la Iglesia como así también por los curas que abandonan su condición para aceptar el amor de una mujer o un hombre.
En la carta enviada al Papa de las 26 firmantes solo una deja constancia de su nombre y apellido junto a un número de teléfono como para dar autenticidad a la iniciativa. “Querido papa Francisco”, empieza la carta difundida por el diario La Stampa, “somos un grupo de mujeres de todas las partes de Italia. Cada una de nosotras tiene o ha tenido una relación de amor con un sacerdote. Se sabe muy poco del devastador sufrimiento al que está sometida una mujer que vive junto a un sacerdote la fuerte experiencia del enamoramiento. Queremos, con humildad, depositar a sus pies nuestro sufrimiento con el fin de que algo pueda cambiar, no solo para nosotras, sino para el bien de toda la Iglesia”.
Las mujeres hablan de su situación como “un continuo tira y afloja que despedaza el alma”. Si bien no hay estadísticas actualizadas se cree que “solamente en Italia los sacerdotes que abandonaron sus hábitos y se casaron son 8.000 o 10.000 y en todo el mundo la cifra supera los 100.000”.
“Cuando, destrozados por tanto dolor, nos decidimos a un alejamiento definitivo, las consecuencias no son menos devastadoras y a menudo queda una cicatriz de por vida tanto en ellos como en nosotras. Las únicas alternativas son el abandono del sacerdocio o la condena perpetua a una relación secreta. En el primero de los casos, la grave situación con la que la pareja tiene que chocar se vive con gran sufrimiento por parte de los dos: porque también nosotras deseamos que la vocación sacerdotal de nuestros compañeros pueda ser vivida plenamente, que puedan seguir sirviendo a la comunidad. La segunda opción, el mantenimiento de una relación secreta, conlleva una vida escondiéndose continuamente, con la frustración de un amor incompleto que ni siquiera puede soñar con un hijo, que no puede existir a la luz del sol. Puede parecer una situación hipócrita, permanecer célibes teniendo una mujer al lado, en silencio, pero desgraciadamente no pocas veces nos vemos obligadas a esta dolorosa elección”, indica la carta del grupo Ahora.
En la carta se solicita una reunión con el Papa para debatir y reflexionar sobre el tema. Aunque cuando era Bergoglio, Francisco se había mostrado a favor del celibato; “Si uno viene a verme y me dice que ha dejado embarazada a una mujer, yo lo escucho, intento tranquilizarlo y poco a poco le hago entender que el derecho natural está antes que su derecho como sacerdote. Y, como consecuencia, debe dejar el ministerio y hacerse cargo del hijo, incluso en el caso de que decida no casarse con la mujer. Porque de la misma forma que aquel niño tiene derecho a tener una madre, también tiene derecho a tener un padre con una cara. Ahora”, continuaba Bergoglio, “si un cura me dice que se ha dejado llevar por la pasión, que ha cometido un error, lo ayudo a corregirse… La doble vida no nos hace bien, no me gusta, significa dar sustancia a la falsedad”.