Manuscritos inéditos de Jorge Julio López serán expuestos a 10 años de su segunda desaparición
La familia del albañil que desapareció luego de testificar contra el genocida Miguel Etchecolatz encontró unos textos en los que relata los años en que estuvo secuestrado durante la dictadura cívico militar. Los mismos son exhibidos en La Plata bajo el nombre de "Los demonios sin cuernos".
Jorge Julio López se encargó de guardar los peores recuerdos de los años que vivió como desaparecido durante la última dictadura y a diez años de su segunda desaparición, se transformaron en muestra. Treinta escritos en los que relató y denunció las torturas que sufrió en el Pozo de Arana, su paso por la comisaría 5ta. de La Plata, sus impresiones como testigo en el juicio contra Miguel Etchecolatz y hasta reflexiones sobre la militancia por los derechos humanos.
Desde la tarde del viernes serán expuestos en una muestra en homenaje a él. Los textos comprenden una segunda parte, aunque más profunda y extensa, de los ya revelados en 2012 en el libro "Jorge Julio López. Memoria escrita" (Marea Editorial), donde se publicaron seis páginas que el albañil le había entregado a su amigo Jorge Pastor Asuaje para que los custodiara.
"Este es el diario de Ana Frank de la Argentina", consideró Jorge Caterbetti al diario La Nación. La muestra se llama "Los demonios sin cuernos". Los escritos conocidos ahora corresponden a dos momentos de la vida de López. Por un lado, hay relatos de su paso por el Pozo de Arana, diagramas del lugar, retratos de los represores y narraciones de las torturas que sufrió y de las que fue testigo en la comisaria 5ta. de La Plata.
López declaró en el juicio y fue desaparecido un día antes de que el represor fuera condenado a reclusión perpetua por delitos de lesa humanidad.
Caterbetti sostuvo que los textos tiene un grado de precisión increíble. Julio López, quien no terminó la escuela primaria, escribió sus memorias en su casa y cuando viajaba al interior en las épocas en las que dejaba la albañilería y recolectaba frutas. "Se estaba poniendo viejo y tenía algunos problemas de salud. Entonces, entre 1998 y 1999 comienza a hacer esta suerte de diario de memoria viva y escrita sobre sus peripecias pasadas en la primera desaparición. No quería morirse sin poder testificar contra Etchecolatz", señaló Jorge Caterbetti, el artista que revisó los manuscritos.