Los seres vacíos
La política de vaciamiento subjetivo que estamos padeciendo tiene su origen en el capitalismo más feroz y avanza de manera desenfrenada. Este mecanismo perverso pone en funcionamiento un sistema que va vaciando al sujeto, restándole humanidad hasta disminuir su capacidad de reacción creativa. El ideal capitalista impuesto, articula el SER con el TENER. Se ES en la medida en que se TIENE. SER y TENER (cosas materiales) determinan un modo de existir, dejando del otro lado, o debajo, una lista cada día más numerosa de los seres que NO TIENEN y que por lo tanto NO pueden SER. Ser humano debería ir de la mano de la libertad (y que esa libertad no perjudique a los otros) y desde allí, siendo libres, poder elegir cómo ser y qué hacer en este mundo en el que fuimos arrojados. No es lo mismo prescindir de ciertas cosas que no poder acceder a ellas. Si no puedo comer, alimentar a mis hijos, mi ser humano queda alienado en lo cotidiano. Sin el acceso a lo fundamental: alimentos, salud y educación, el ser comienza a debilitarse hasta desaparecer su dignidad humana. El niño que no se alimenta bien, se enferma, y desde luego no puede estudiar, aunque vaya a la escuela. Y así, comienza la cadena, el efecto dominó perverso que determinará que, cuando crezca, quede por fuera del mercado laboral o acceda a trabajos precarios que no harán más que acentuar su precariedad general. Esta maquinaria perversa determina una línea divisoria donde, debajo de los ricos (que son y que pueden), queden los seres desposeídos, alienados, los que no tiene elección libre y que por lo tanto no pueden construir su verdadero SER en el mundo.
Cada día hay más Seres Vacíos. Y se va restando subjetividad implementando mecanismos para que el humano vaya quedando reducido, andando detrás de la necesidad. Cuando al ser humano le falta lo fundamental, atraviesa los días gastando sus energías sólo en buscar una estabilidad que debería tener de movida, desde el arranque de la existencia misma. Así, en la insuficiencia, el ser humano va deteriorando su salud psico-física, porque el deseo, que es el motor de la vida, queda tapado por la búsqueda del acceso a las necesidades básicas. El ser humano que está detrás del trabajo, buscándolo, o con miedo a perderlo, que no tiene el dinero para cubrir las necesidades básicas, no vive, sobrevive. Cuando lo cotidiano es alienante, se dificulta la asunción de un ser pleno, de un ser que vive y que disfruta del vivir. Estamos en los tiempos del vaciamiento subjetivo, de los sujetos medicados, depresivos, tristes, melancólicos. El Ser vacío es fácilmente controlable porque va perdiendo fuerza creadora, debilitando su posibilidad de soñar, frenando ese impulso vital que es imprescindible para perseguir sus propios deseos y realizarse.
Los poderosos del mundo, que no casualmente gobiernan, quieren seres vacíos, pueblos callados, que no molesten, que sólo tengan fuerzas para perseguir el pan nuestros de cada día, mientras ellos gozan en el paraíso cotidiano y tienen reservado un vip en cielo.