La entrevista comenzó de la manera habitual, hablando de lo caro del pasaje y lo difícil que se está haciendo para el laburante, llegar a fin de mes.

Pero cuando le preguntaron si estaba “sufriendo la crisis” el hombre se acordó el verdadero motivo que lo estaba haciendo sufrir y después de pedir permiso para decir “una palabras”, se mandó.

Y así el hombre largó todo. Su sufrimiento era porque su mujer, a quien mandó al frente con nombre y apellido, estaba en un hotel con otro hombre.