Durante la presidencia de la suspendida Dilma Rousseff, las mujeres con participación activa en la vida política de Brasil estaban divididas por ser oficialistas u opositoras, pero desde la asunción de Michel Temer, las diferencias fueron limadas y hoy luchan por no perder sus derechos ante una administración "machista y patriarcal".

Según el medio RT, el primer punto de contacto fue considerar al proceso de 'impeachment' como sexista y discriminatorio, ya que las irregularidades en el manejo de los fondos públicos cometidas por hombres hasta ahora no tuvieron consecuencias e, incluso, quienes votaron la salida de Rousseff en el Congreso también están investigados por hechos de corrupción.

Otro problema es que las nuevas políticas del Gabinete de hombres formado por Temer apuntaron contra sus derechos personales, por ejemplo, a través de proyectos para definir a la familia como la unión de un hombre, una mujer y sus hijos; prohibir la discusión de género en el Plan Nacional de Educación y criminalizar el aborto para las víctimas de violación y para quienes hayan contraído el virus del Zika. Además, ninguno de los antiguos problemas fue resuelto y la violencia contra la mujer es aún endémica y con cierta aceptación de la violencia sexual.

El 'Mujeres por la Democracia', que lidera las protestas contra el actual gobierno, se creó luego de que Temer empiece a recortar y complicar el terreno en la búsqueda de la igualdad de derechos. 

Con un feminismo que aflora en toda la región, ya sea Brasil, México, Estados Unidos u Argentina, las mujeres salen a la calle a exigir que se terminen los proyectos sexistas que limitan, entre otras cosas, sus derechos reproductivos.

Por otro lado, Temer designó al frente de la Secretaría de Políticas para las Mujeres a Fátima Pelaes, quien, entre otras cosas, rechaza la legalización del aborto en casos de violación.