La reacción de Matías Bagnato al enterarse de la muerte del asesino de su familia
Fructuoso Álvarez González cumpl{ia prisión perpetua por provocar el incendio en el que murieron un matrimonio y tres menores en febrero de 1994. Tenía 63 años.
Matías dio por cerrada una tristísima etapa de su vida y el miedo posterior que le causaba el asesino de su familia que lo amenazaba desde la prisión. Hoy Matías consideró que su familia finalmente descansa en paz.
Este domingo murió Fructuoso Álvarez González, el autor de la Masacre de Flores: en febrero de 1994, provocó un incendio en la casa de la familia Bagnato en el que murieron el matrimonio, dos de sus hijos y un amigo de los chicos. El agresor estaba condenado a prisión perpetua y falleció a los 63 años en el penal de Ezeiza a causa de una infección.
Matías Bagnato, único sobreviviente del ataque, luchó durante años para que el asesino de su familia no saliera de la cárcel. Esta tarde, tras conocerse la noticia de la muerte, posteó en sus redes un mensaje con las fotos de las víctimas: "Hoy sí por fin puedo decir se terminó. Mami, Pá, Fer, Ale, Nico. Descansen en paz. Los amo con todo mi corazón".
Álvarez González, que había sido socio del padre de Bagnato, intentó en varias oportunidades recuperar la libertad, pero sus pedidos fueron negados por la Justicia.
En marzo de este año, la titular del Juzgado Nacional de Ejecución Penal 1, María Jimena Monsalve, desestimó su última solicitud luego de que los informes socioambientales del Consejo Correccional del Complejo Federal de Ezeiza 1 indicaran "de manera unánime" que no está en condiciones de ser excarcelado.
En su fallo, la magistrada comentó que había presentado una "evidenciada involución" en su comportamiento dentro del penal, al manifestar "dificultades para acatar los reglamentos internos, como así su falta de apego en punto a los objetivos fijados por las diferentes áreas de tratamiento".
En ese sentido, Monsalve observó que el pronóstico de reinserción social de Álvarez González no era favorable, lo cual, sumado a "la escasez de autocrítica" del condenado con respecto al crimen que cometió, evidenciaba "la necesidad de que continúe su tratamiento" en la cárcel.