La increíble historia del delincuente negro que sobrevivió al juicio final
La erupción catastrófica de un volcán en Martinica acabó con cerca de 30 mil personas. El único sobreviviente fue un negro encerrado en una mazmorra por provocar una pelea.
En 1902, St. Pierre era una próspera colonia francesa con cerca de 30 mil habitantes, fundada a orillas del mar Caribe en la isla de Martinica. La ciudad estaba dominada por la visión del Monte Pelée, un volcán sin demasiada actividad.
Pero en la mañana del 8 de mayo de aquel año, luego de algunas leves erupciones durante los días previos, la montaña estalló y lanzó una impresionante columna de flujo piroclástico que, a unos 670 kilómetros por hora, terminó por cubrir la ciudad.
Nadie pudo escapar: la población entera, la gran mayoría que no había huido en los días previos, feneció horriblemente bajo el enorme flujo de lava.
Menos Ludger Sylbaris, quien poco antes había sido encerrado en una pequeña celda de aislamiento, casi hermética, de gruesos muros y con apenas un ventanuco por encima de la puerta.
Sylbaris, de 27 años, era un conocido delincuente de la ciudad que había sido detenido por emborracharse y provocar una pelea. De hecho, con anterioridad había cumplido una condena por homicidio.
Sin embargo, su prontuario no fue óbice para que el grosor de los muros de la celda y el hermetismo de la pequeña mazmorra salvaran su vida del aluvión de lava y cenizas que terminó con la vida de más de 29 mil personas en pocos minutos.
El calor, no obstante, le produjo terribles quemaduras: por la lava, las paredes de la celda se calentaron y el suelo casi ardió, produciendo a Sylbaris quemaduras en diversas partes de su cuerpo.
Heridas por las que sufrió durante cuatro días enteros, hasta que fue rescatado por un grupo de personas que buscaban sobrevivientes y oyeron los gritos de este descendiente de africanos que usualmente se desempeñaba como obrero.
Gracias al 'milagro', fue perdonado y luego contratado por el célebre Barnum Circus, donde se lo exhibía como "el hombre que sobrevivió al juicio final", tal y como se conoció posteriormente a la tragedia que sacudió Martinica aquella mañana de mayo de 1902.
Un público entusiasta pagaba para ver las terribles quemaduras que había sufrido su cuerpo, otra vez encerrado, pero ahora voluntariamente dentro de una réplica exacta de su celda de St. Pierre.
Con el circo recorrió pueblos y ciudades de los Estados Unidos, donde terminó por convertirse en una celebridad en una época de marcada por la discriminación racial, siendo casi imposible para un negro ser admirado. Hasta 1929, cuando falleció de causas naturales.