Cuando Valerie tenía doce años supo que no quería tener hijos, a sus 23 casada mantuvo su posición y tras una consulta médica esterilizó su cuerpo. Hoy cuarenta años después,  a los 63, se vio conmovida por la historia de la británica Holly Brockwell que lleva años tratando de realizarse una operación irreversible para no tener hijos. 

Absolutamente motivada por el mensaje de Holly en las redes en las que reflexionó: "Podemos decidir quedarnos embarazadas a los 16 pero no renunciar a la maternidad a los 29. Parece que nuestras decisiones sólo son tomadas en serio cuando se alinean con la tradición" y por el cual recibió numerosos ataques; Valerie decidió compartir su historia y demostrarle a las mujeres que deben decidir sobre sus cuerpos.

El testimonio de Valerie:  

"Cuando cumplí 23 ya estaba casada y mi esposo y yo ya habíamos decidido que no queríamos tener hijos. De hecho, yo había sabido durante años que no quería tener hijos.
Y después de leer en un suplemento dominical un artículo sobre una mujer de 23 años que se había esterilizado, fui donde mi doctora, quien de inmediato me remitió donde una ginecóloga.
Ambas eran mujeres fuertes que entendían lo que yo sentía.
Inmediatamente me pusieron en una lista de espera y seis meses después me practicaron el procedimiento. Fue así de sencillo.
Y darme cuenta de que podía hacer respetar mi voluntad y encontrar gente dispuesta a ayudarme resultó muy empoderador.
Viendo hacia atrás, me doy cuenta de que fue algo que impactó significativamente mi vida.
Antes de tomar la decisión, en realidad no lo había discutido con nadie.
Pero todo empezó cuando tenía 12 años: me di cuenta que la población mundial estaba creciendo rápidamente y que yo no necesitaba tener hijos, no tenía ningún tipo de sentimientos maternos.
No sé por qué a esa edad me preocupaba tanto el tema de la sobrepoblación. Tal vez había oído hablar de conflictos en otras partes del mundo, de gente que se estaba muriendo de hambre.
Conocía además a personas a las que los métodos anticonceptivos les habían fallado. Y la idea de tener que tomas esas hormonas tan intrusivas, durante años sin parar, tampoco me parecía atractiva.
Y aunque discutimos también la posibilidad de que mi esposo fuera el que se esterilizara, yo quería sentir que tenía el control sobre esa parte de mi vida.
La ginecóloga también habló conmigo acerca del hecho de que no iba a poder cambiar de idea: una vez que se ha hecho, es muy difícil revertirlo. Pero creo que el hecho de estar casada hizo que me tomaran más en serio, entre otras cosas porque él estaba de acuerdo conmigo.

Valerie a sus 63 años

Un año después nos separamos, pero igual no importaba. Y aunque no recuerdo mencionar el tema cuando estaba soltera y conocía a alguien nuevo, supongo que debí haberlo hecho.
Igual, ninguno de aquellos con los que tuve una relación estable quería tener una familia conmigo, así que nunca importó. Y yoestoy muy tranquila con mi decisión".

Médicos y especialistas intentan justificar el rechazo al pedido de Holly Brockwell al señalar que existen diversos métodos anticonceptivos más desarrollados que cuarenta años atrás y no dejan de insistir en que "puede cambiar de opinión".