La carta en apoyo a la legalización del aborto de una mujer que es hija de una violación
La joven contó su historia personal y la de su madre, que según su testimonio, fue “una persona que sufrió muchísimo”. También remarcó: “Yo creo que si mi progenitora hubiese podido elegir abortarme por su bienestar, lo hubiese aceptado”.
Natalia Barisani, que el lunes cumplió 24 años, es hija de una violación y decidió escribir una extensa y contundente carta en la que contó su historia personal y expresó su apoyo al proyecto que propone legalizar el aborto.
Según publicó Página 12, la intención de Barisani fue aportar su “granito de arena a la lucha por la despenalización y legalización del aborto”.
En la carta, Natalia contó que es hija de una joven violada que la dio en adopción apenas nació y que “no pudo decidir sobre su cuerpo porque era 'chica' (tenía 18 o 19 años), así que sus padres tomaron las riendas”, por lo que la obligaron a seguir con el embarazo.
“Yo nací, tengo una vida de lujo a pesar de los obstáculos que tiene la vida; por suerte todo salió perfectamente bien para mí, pero atrás hay una persona que sufrió muchísimo y hay otras a su alrededor que la ligaron de rebote”, escribió la joven en su publicación.
Natalia contó también que cuando conoció a su madre biológica vio a “una mujer quebrada que su forma de ‘cerrar’ una herida era saber de” ella, y añadió: “Yo creo que si mi progenitora hubiese podido elegir abortarme por su bienestar, lo hubiese aceptado (aunque no sabría de ello)”.
En los últimos párrafos de la carta, Barisani refuerza con contundencia su apoyo a la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto Legal, Seguro y Gratuito, y expresó: Hay que abrir la mente y ver que no todo es lo que parece; cada uno es dueño de decidir sobre su vida, de que quiere y que no; si quiere ser madre y llevar adelante un embarazo, una crianza, o no”.
El texto completo:
“Existe el "te entiendo" de suponer y el "te entiendo" de lo viví, sé lo que sentís.
Hoy cuento un poco de mi historia. Hoy hace 24 años nací yo. 4 de Junio de 1994. Soy adoptada. Por cierta razón, mis padres no podían concebir.
Tengo una familia increíblemente hermosa. No cambiaría nada de ella. Amo profundamente a cada ser que forma esta gran familia. Mis padres? Un lujo. Los mejores del universo. En mi casa somos 3 humanos, mamá, papá y yo. Los fines de semana se suma mi abuelo. También están mi gata y mi perra.
Siempre supe de mi adopción. Cuando era chica (como casi todo niño) preguntaba cómo había llegado al mundo. Mi "cuento" era que mamá no podía quedar embarazada, entonces se anotaron en una lista para poder tener un hijo. Un día llamaron a casa, atendió mi papá, y muy feliz fue a llevarle flores a mamá al hospital donde trabajaba. Allí le dio la noticia de que venía en camino. Y así empezaron los papeleríos, las entrevistas, etc.
Siempre lleve con muchísimo orgullo el ser adoptada.
Mi infancia fue graciosamente impecable. De 10. Hasta mis 11 años, que por una razón u otra, sufrí bullying por ello. Por parte de un alumno y de una profesora. A partir de ahí, caí verdaderamente en lo que significaba la adopción. Que mamá no me había llevado en la panza. Que existía una progenitora y un progenitor, quienes podían tener otros hijos y ser mis "medio hermanos", etc. Muchas dudas y preguntas surgieron.
Desde allí, empezó la guerra en casa. Me pasaban muchas cosas por la cabeza a las cuales no podía poner en palabras. No quería ir al colegio, me negaba completamente. Mis viejos me preguntaban que me pasaba y lo único que podía decir llorando era "no sé". A los 12 años fui a mi primer psicóloga. Quien me ayudo en el momento, pero me dio el "alta" cuando no debía. Pase por varios psicólogos desde entonces. Estuve en depresión por 8 años. Me autolesioné varias veces. Mis papás fueron al juzgado para averiguar si podía ver mi expediente. Les dijeron que recién a los 18 años, si no tenía que pasar por varios psicólogos hasta que me permitieran y solo si ellos creían que no me iba a afectar. Me negué. Tuve una adolescencia complicada, perdí a mi madrina, mi abuela y mi tío. Me pegó fuerte. A los 15 años conocí a la mejor psicóloga que podía existir. Gabriela Carrea. Me salvó de muchas, de todas. He querido desaparecer, he querido morir. Lo que me mantuvo siempre en pie, fue y es mi familia.
Gracias a Gabriela, empecé a ponerle palabras a mis sentimientos, emociones. Aprendí un montón. Aprendí a no guardar las cosas, a reconocer que me pasa, y mucho más.
A partir de ahí empezó todo a mejorar, hasta mis 21, que hubo un cambio radical en toda esta historia.
Decidí presentarme al juzgado y ver mi expediente. La jueza era madre adoptiva. Reflejó a su hija en mí, así que lo único que hizo fue reabrir una herida y no darme la información que buscaba. Solo pude suponer algo que leí de pasada.
Al mes, me llego una notificación en Facebook, era mi progenitora. A penas me dijo que era ella, me llene de adrenalina y con ganas de escapar. Me contuve. Mi familia y mi novio me acompañaron en todo el proceso.
Al mes decidí conocerla, gracias a Gabi que me dio el aliento y el lugar para encontrarnos (en su consultorio).
Nací por medio de una violación. Ella tenía 18/19 años aprox. No pudo decidir sobre su cuerpo porque era "chica", así que sus padres tomaron las riendas.
Cuando la vi por primera vez, vi a una mujer quebrada. Que su forma de "cerrar" una herida era saber de mi. No creo que haya sido así, pero la aliviano bastante el saber que tenía una hermosa familia y que estaba bien.
Yo creo que es una mujer muy valiente. Que es frágil y fuerte al mismo tiempo. Que tiene alegría y mucha felicidad, pero también tristeza y bronca. Ella tuvo una hija dos años después de que yo nací, con quien tengo una relación hermosa y de a poco se va formando una hermandad. También tuvo un hijo, con quien no tengo mucho contacto ya que es menor y hay pocos temas en común. Es una familia hermosa que tiene sus baches como cualquier otra, pero que llevan un tema frágil como el que acabo de contar.
A qué voy con todo esto? Yo nací. Tengo una vida de lujo a pesar de los obstáculos que tiene la vida. Por suerte todo salió perfectamente bien para mi. Pero atrás hay una persona que sufrió muchísimo y hay otras a su alrededor que la ligaron de rebote. No es todo tan perfecto como creen, no todos tienen la suerte que tuve yo con mi familia. Yo creo que si mi progenitora hubiese podido elegir abortarme por su bienestar, lo hubiese aceptado (aunque no sabría de ello). A mi mamá y a mi papá seguramente les iba a llegar otro bebé a quien pudieran brindarle todo el amor que me dieron y me dan. Incluso aunque los papeles, entrevistas y demás sean tan complejos que a algunas personas se les va la vida deseandolo sin lograrlo.
No hay que quedarse en el molde. En lo que uno cree que es, con una sola experiencia o con lo que uno quiere creer. Hay que abrir la mente y ver que no todo es lo que parece. Cada uno es dueño de decidir sobre su vida. De que quiere y que no. Si quiere ser madre y llevar adelante un embarazo, una crianza, o no.
Así que con todo esto digo: EDUCACIÓN SEXUAL PARA DECIDIR, ANTICONCEPTIVOS PARA NO ABORTAR Y ABORTO LEGAL PARA NO MORIR.
El aborto existió, existe y existirá.
Hay gente que no sabe que el "pre-semen" contiene espermatozoides, hay gente que no consigue anticonceptivos gratis ni sabe que hay preservativos gratis, hay profesionales que no informan cómo debe ser. Hay mucho por cambiar, pero se puede!!
#NiUnaMenos #AbortoLegalYa #AbortoLegalSeguroYGratuito
PD: Gabriela Carrea, psicóloga y cómplice en mi vida. Que en paz descanses. Te extraño muchísimo. Eternamente agradecida a vos y tus enseñanzas. Te quiero por y para siempre.”