Edgar Tapón dio una muestra gratis de cómo se puede al mismo tiempo mezclar el dolor por una pérdida -la de su hermano que se suicidó por la viralización de su agresión al árbitro Paniagua- con una violencia encubierta y amenazante.

Como corrido de la realidad, sin saber bien con quien hablaba, sin reconocer a Pamela David ni a Paulo Vilouta, desde las calles humildes de Sarandí, Edgar Tapón arrancó haciendo un desvariado alegato a la falta de educación de la Argentina para terminar señalando que el referí le pidió plata a su hermano para quitar la denuncia policial, y eso lo llevó al suicidio.