Estela: "Han insultado a los jueces, a nosotros, incluso nos amenazaron"
La titular de Abuelas de Plaza de Mayo habló al finalizar la audiencia donde se dio a conocer la sentencia contra 21 represores. Allí, el ex comisario Miguel Etchecolatz mostró un papel donde se observa el nombre de Julio López, dos veces desaparecido.
El Tribunal Oral Criminal Federal 1 (TOCF 1) de La Plata llevó a cabo el viernes una audiencia donde se conocieron las sentencias del juicio contra 21 represores vinculados a crímenes de lesa humanidad cometidos durante la dictadura cívico militar en el centro clandestino de detención conocido como “La Cacha”, de la localidad de Olmos.
Luego de las lecturas, cerca del final de la audiencia, Miguel Etchecolatz, uno de los condenados, anotó en un papel el nombre de Jorge Julio López, testigo clave en la causa que se encuentra desaparecido por última vez desde 2006, e intentó entregárselo al Tribunal, en un gesto casi mafioso y provocador.
"Están hablando con una abuela feliz que recuperó a su nieto, que se está enterando de este acontecimiento en el que se ha mencionado a su mamá; con estas condenas a quienes no tienen un rasgo de humanidad, porque todavía se sublevan, insultan y se creen que son víctimas. Esta es la democracia que felizmente tenemos. Nos vamos bien", dijo Estela de Carlotto, titular de Abuelas de Plaza de Mayo, al finalizar la audiencia que condenó a perpetua por genocidio a 15 represores que actuaron en "La Cacha".
Mensaje Mafioso:
De forma entrecortada, aparecerían la palabras 'secuestro' y el verbo 'secuestrar'. En rigor, si se ordena su peritaje, la precisión echaría más luz sobre la exactitud del mensaje".
Luego fuentes judiciales "mostraron cautela ante el hecho, aunque enfatizaron que tomarán las medidas correspondientes" para conocer el objetivo del mensaje. Para ello se espera que en los próximos días, Etchecolatz, sea interrogado.
El represor Miguel Osvaldo Etchecolatz fue la mano derecha del exgeneral Ramón Camps, y el responsable directo de la Noche de los Lápices. En 2006, luego de la anulación de las leyes de Obediencia Debida y Punto Final fue enjuiciado nuevamente y condenado a reclusión perpetua por genocidio.