En las crisis aparecen las miserias humanas. Están los que especulan para sacar ventaja económica de la desesperación de los otros. Y están los que anonimamente les piden a los trabajadores de la salud que se vayan del edificio donde viven por el miedo a ser contagiados por ellos. Y para colmo los insultan.

Esto es lo que le pasó a un farmacéutico que lo vivió en carne propia en su propia predio, pero no solo no aguantó este mal trago y arrancó el cartel sino que además hizo una denuncia policial para encontrar a los responsables de tan miserable actitud.