Cuáles son las mejores escapadas para hacer en otoño desde Buenos Aires
Con opciones accesibles, buen clima y menos multitudes que en verano, esta temporada es una invitación a salir del ruido porteño.
El otoño transforma los paisajes y despierta el deseo de hacer una pausa en la rutina sin alejarse demasiado de la ciudad. Con temperaturas agradables, colores cálidos y una atmósfera más tranquila, esta estación es ideal para planear Escapadas breves desde Buenos Aires.
La cercanía de estas escapadas permite disfrutar los fines de semana largos o feriados sin hacer grandes traslados. Además, muchas localidades proponen actividades pensadas para este momento del año: festivales, caminatas y comidas típicas.
Qué escapadas otoñales son ideales para hacer desde Buenos Aires
Villa Gesell
En otoño, Villa Gesell se muestra totalmente distinta: sin sombrillas ni multitudes, las playas invitan a largas caminatas con el mar como único sonido. El centro comercial de la Avenida 3 se recorre con calma, ideal para detenerse en vidrieras o charlar con los comerciantes. Los restaurantes siguen ofreciendo sus clásicos frutos de mar, pero sin necesidad de reservar ni hacer fila. Además, las puestas de sol sobre el Atlántico adquieren colores más intensos, regalando un espectáculo exclusivo a quienes se animan a visitar la costa en temporada baja.
Tandil
A unas cinco horas de Luján, Tandil combina naturaleza y aire puro en un paisaje de sierras que se tiñen de tonos otoñales. Los senderos de trekking, menos transitados en esta época, permiten contemplar el entorno con tranquilidad. La gastronomía local es otro gran atractivo: los quesos, salamines y cervezas artesanales ganan protagonismo con el clima fresco. Tras una caminata por el Parque Independencia o el Monte Calvario, nada mejor que una buena picada y una charla distendida en alguna cervecería.
Chascomús
Ideal para escapadas cortas, Chascomús está a poco más de dos horas de Luján y ofrece un entorno sereno junto a su emblemática laguna. Sentarse a orillas del agua a contemplar el paisaje es un placer sencillo pero necesario. Los pescadores locales suelen compartir anécdotas, mezclando realidad y leyenda. El casco histórico, con su catedral, municipalidad y casonas antiguas, se disfruta mucho más en esta época sin la presencia de grandes grupos de turistas, permitiendo una conexión más íntima con la historia del lugar.