Aparecieron las imágenes del monstruoso cautiverio que sufrió Sonia Molina
Salió a la luz el cruel video que convenció a los jueces del Tribunal Criminal Nº1 de la culpabilidad de la periodista Estefanía Heit y al falso pastor Jesús Olivera por el secuestro de Sonia Marisol Molina. LAS IMÁGENES PUEDEN HERIR LA SENSIBILIDAD DE LAS PERSONAS.
El video indigna, incomoda y duele. Estas imágenes fueron la prueba más importante que tuvieron los jueces del Tribunal Criminal Nº1 para condenar a la periodista Estefanía Heit y al falso pastor Jesús Olivera por el secuestro de Sonia Marisol Molina de tres meses.
El video fue publicado en exclusiva por el diario LA BRÚJULA 24, fue filmado por los propios imputados en la casa de Coronel Suárez y guardado en el celular de Heit, fueron las imágenes que terminaron de convencer a los jueces sobre la culpabilidad de la pareja.
La víctima mira algunas veces a la cámara del celular e intenta hilvanar sin éxito alguna frase. Golpeada y maltratada, impacta. A los secuestradores que hablan detrás de la escena, se los escucha tratarla peor que a una mascota rebelde.
“Puede advertirse claramente los moretones que presenta Molina, la imposibilidad de expresarse, la suciedad no sólo en sus prendas sino también en su rostro y su pelo. Su ropa orinada, que permiten advertir la denigración y el estado de absoluta sumisión que sufrió”, advirtieron, a modo de conclusión, los doctores Elsa Baquedano, Mario Burgos y Hugo De Rosas.
Tres meses de calvario
La víctima Sonia Marisol Molina sostuvo luego del juicio en el que la pareja fue condenada a 13 y 20 años de prisión que no se puede olvidar de lo que vivió esos tres meses de cautiverio y secuestro. Jesús Olivera había logrado convencerla para que se sumara a una supuesta congregación religiosa llamada `Amar es Combatir´, dedicada, según él, a realizar obras de beneficencia y contención de personas. Se conocieron en la localidad rionegrina de Río Colorado, donde vivía Molina, a quien convencieron para que se mudara con ellos a Coronel Suárez y para que vendiera una casa de su propiedad y una moto.
El encierro de la víctima se prolongó durante tres eternos meses hasta que Molina pudo escapar del lugar en un descuido de sus captores. Además de mantenerla encerrada, la pareja la había violado en reiteradas ocasiones, quemado, torturado y hasta la habían obligado a comer excrementos de perro. Cuando pudo liberarse, presentaba un alto grado de desnutrición y dolencias físicas que obligaron a su inmediata internación.