En un artículo publicado por la revista digital Anfibia, una médica neuquina apostó por convencer a una de las senadoras que adelantó su abstención, Lucila Crexell, en la votación del 8 de agosto por el proyecto que prevé el aborto legal, seguro y gratuito.

El título que eligió la edición "No hay lugar para la abstención" parece ser un juego de palabras en relación a la película "Sin lugar para los débiles", o al menos este cronista así lo interpretó.

Con datos certeros de los casos en su provincia, la ginecóloga apeló a las evidentes dudas que atraviesa la senadora, quien a pesar de haber dado cuenta de la necesidad de las mujeres de su región de acceder a este derecho, sus convicciones personales morales y éticas le impiden dar el consentimiento para una norma urgente. 

"Pararse en convicciones religiosas, éticas y morales para definir esta cuestión es su derecho como persona, pero no va a beneficiar a nadie y, sobre todo, no va a salvar las dos vidas, simplemente va a dejar las cosas como están", sentenció la especialista en un tramo de la misiva.

A continuación, su texto completo.

Carta abierta a la senadora Lucila Crexell 

Estimada senadora:

Soy Gabriela Luchetti, médica ginecóloga con 30 años de antigüedad con dedicación exclusiva en el sistema público de salud de la provincia de Neuquén y hoy docente e investigadora de la Universidad Nacional del Comahue.

Con humildad pero con profunda convicción quiero pedirle su voto favorable al proyecto de Ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo. Por eso le aporto mi visión del problema:

Sé que no represento a todas las mujeres de la provincia, pero estoy segura de representar a las 540 que se internaron entre el 2000/2005 en el servicio de Ginecología del Hospital Castro Rendón y a las 122 de esas mujeres que estuvieron en terapia intensiva entre 9 y 29 días, a todas las que fueron transfundidas, dializadas e intubadas. Represento también a las 6 que murieron y a las 16 que fueron histerectomizadas.

Ninguna de ellas, estoy segura, programó abortar o se sintió feliz con la idea. Fueron ellas en ese momento de su vida y con esas circunstancias íntimas y particularísimas. Si hubieran tenido otra opción no hubieran elegido el aborto.

Es casi segura: tuvieron miedo y angustia y no fueron contenidas, ni abrazadas ni comprendidas como se merecían.

* * *

Esta es la historia y sigue pasando.

Hoy pasa en menor medida pero no porque el Estado haya intervenido, sino porque se produjo una revolución tecnológica que fue la aparición del aborto con medicamentos. Entonces el aborto dejó de requerir una técnica médica y pasó a las manos de las propias mujeres que abortan y a las de otras que las acompañan amorosamente, sin juzgar.

Estos hechos redujeron drásticamente las internaciones por aborto y la gravedad de las complicaciones.

Aun así, 726 mujeres se internaron el año pasado en los hospitales públicos de nuestra provincia a causa de complicaciones por aborto. De ellas, como mínimo dos estuvieron gravemente enfermas en terapia intensiva.

Como un aporte extra a su reflexión le puedo decir que 1832 mujeres abortaron el año pasado por fuera del sistema de salud, con información y acompañamiento de otras mujeres, y solo el 10% de ellas recurrió a una guardia médica. Estos son los datos que muestran la prevalencia del aborto en la región.

Por todo lo dicho me resulta difícil de comprender que usted vaya a abstenerse a la hora de hacer algo, que es lo único que se puede hacer en lo inmediato para transformar esta realidad: votar a favor de la legalización del aborto.

Pararse en convicciones religiosas, éticas y morales para definir esta cuestión es su derecho como persona, pero no va a beneficiar a nadie y, sobre todo, no va a salvar las dos vidas, simplemente va a dejar las cosas como están.

Dejar las cosas como están significa impedir una política pública que va a evitar más clandestinidad, internaciones, daños y muerte y no va a obligar a nadie a abortar, va a respetar los derechos de todas.

Las mujeres de esta provincia abortan y van a seguir abortando.

En sus manos está si van a hacerlo en la clandestinidad o protegidas por el sistema de salud.

#SeraLey