Si algo le faltaba al escándalo de la subidísima de tono ‘Escuchen, corran la bola’ es su versión deconstruida.

Valiéndose de una guitarra y cambiándole la letra para que sea ‘aceptada por la FIFA’ el ingenio popular encontró en esta versión una nueva forma de divertirse.

El remate del tema, haciendo caer todo lo que estaba construyendo en sus versos, es el final inesperado de una canción que sigue dando que hablar.