No hay dudas del arraigo popular que tiene el fútbol en nuestra sociedad, cómo atraviesa todos los estratos sociales y conmueve a millones de personas. Para muestra bastan los festejos en las calles del país con la obtención del título en Qatar.

Tomás Rebord fue más allá y lo analizó dentro del esquema de espacios políticos, marcando que a los libertarios -tomando como ejemplo a los jóvenes que se subieron a la ola de Javier Milei en el último año- no les interesa lo que sucede en los campos de juego.

Pero lo de Rebord no fue solo una interpretación antojadiza, sino que dio ejemplos de por qué sostiene esta teoría y lo fundamentó con creces.