Ya viví cien años, la biografía del dirigente villero Alejandro “El Pitu” Salvatierra
¿Qué preguntas viene a responder una biografía? ¿Las de la vida del sujeto? ¿Las de una época? ¿Quiere, una biografía, habitar esa inestable intersección? Las vicisitudes de este género han oscilado entre los arquetipos de la historiografía académica y los de la historia política tradicional con un latido más fuerte o más débil conforme las ciencias sociales se desplazaban desde una hacia otra escuela de pensamiento, en su intento -siempre incompleto- por 'atrapar' el sentido del mundo, en todo caso, y mientras tanto, los libros no han cesado de interrogarlo para entender a sus habitantes y no pueden detenerse en sus habitantes más anómalos como una manera de entender al mundo.
Para quien se arroja a la aventura, narrar una vida, reducir y conservar la distancia con su héroe es un arduo desafío. Mariano Abrevaya Dios se propuso restituir (nos) los primeros cien años de una vida signada por la exclusión, la falta de oportunidades, el sufrimiento, la esperanza, el sacrificio, el amor y unas cuantas victorias, en la estela de una época dorada del sueño igualitario y de una generación que abrazó la política como herramienta de transformación: la de Alejandro "El Pitu" Salvatierra. Y lo hace en un momento crucial. Pues si, como subraya Jacques Revel, es en tiempos oscuros cuando ya "no nos proyectamos más hacia el futuro -que- el pasado se vuelve opaco", la vida del Pitu -que viene desde el fondo mismo de un pasado roto- ilumina la lucha, de compromiso y voluntad transformadora los días por venir. Los próximos cien años, por ejemplo.
La biografía cuenta con 13 capítulos y más de 200 páginas. Comienza con el episodio de tipo penal, mediático y político del invierno de 2016, que tuvo al Pitu Salvatierra y al juez federal Claudio Bonadío como protagonistas, y luego aborda las distintas etapas de la vida del dirigente villero. El epicentro del relato es la dolorosa toma de tierras del Parque Indoamericano, al sur de la CABA, en diciembre de 2010, pero hay mucho más. Cien años de vida signados por su infancia en el barrio de Mataderos, la adolescencia en la Ciudad Oculta de Villa Lugano, la carrera delictiva y su adicción al consumo de drogas, su detención una semana antes del estallido de diciembre de 2001, los siete años que estuvo en las sombras de la Unidad 9 de la Ciudad de La Plata y su vuelta al barrio, su primer trabajo registrado de la mano de las Madre de Plaza de Mayo y el comienzo de una carrera política que no cesó nunca más.
Los Redondos, el Club Atlético Nueva Chicago, el Padre Mugica, la familia, la militancia social y política, la causa villera, el monstruo de las adicciones y un perfil mediático que ahora se refuerza con un libro escrito con compromiso y admiración por un compañero de militancia.
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