Es tanta la improvisación dentro del Gobierno que las desprolijidades y los errores no forzados aparecen a diario.

Esta vez fue la ministra de Relaciones Exteriores, la inefable Diana Mondino, quien no para de recibir palos dentro del propio oficialismo.

Así como tiempo atrás generó un problema inesperado al Gobierno al sostener que “los chinos son todos iguales”, o enemistarse con el gobernador de Tierra del Fuego, Gustavo Melella al decir que “los ingleses son inquilinos en las Islas Malvinas”.

Ahora metió la pata con Venezuela al dar por ganador de las elecciones en ese país a Edmundo González -cuando todavía no es la posición oficial- y tuvo que ser desautorizada por la mismísima Cancillería.