El personaje rinde, no hay dudas de eso, sino no habría tantos programas que lo llaman para tenerlo de invitado. Su tono desbocado siempre a punto de estallar, su violencia verbal y su imagen freak hicieron un combo ideal para que las pantallas lo tengan presente.

Pero Javier Milei debe agregarle concepto a esa imagen, y su personaje le exige alimentarlo con nuevas ideas, cada vez más extremas o extravagantes.

Así cayó en la tenencia indiscriminada de armas como una solución a la delincuencia que puede maridar en sectores de mano dura y corre por derecha a las figuras de Juntos por el Cambio.