Maximiliano Guerra a punto de ser el número uno en algo: cantidad de contradicciones por minuto
El bailarín que siempre vivió a la somba del gran Julio Bocca ahora se vuelca a la política, de la mano de Patricia Bullrich, pero es incapaz de mantener un discurso logico.
Guerra empezó diciendo que no se quería meter con el lenguaje inclusivo porque ya lo había dicho pero después empezó a desacreditar este lenguaje que es utilizado por una parte de la sociedad que pretende no dejar a alguien afuera por su género.
Después dijo que le parecía bien que la sociedad se empodere, como sucede por ejemplo con el lenguaje inclusivo, pero no que lo hagan de maner de desacreditar al otro. Segundos después de decir que consideraba “una taradez atómica” al lenguaje inclusivo.
Para terminar obvio que enumero las obviedades de que el verdadero lenguaje inclusivo es el lenguaje de señas (un lenguaje que no distingue géneros) y que las instituciones estatales deberían tener empleados que lo entiendan, cosa en la que nadie puede estar en desacuerdo.