El rol de Marian Brey en Duro de Domar está claro: sumar a la discusión con un pensamiento disonante y provocar un debate contra esas ideas.

Para hacerlo utiliza la lógica de los programas de chimentos de donde abrevó toda su vida: gritos, consignas simples y chicanas.

Claro que a veces se encuentra con adversarios intelectuales como Mariano Hamilton que no se amilana ante los gritos y responde desmenuzando los argumentos que esgrime.