Ahora parece que ninguno de los diputados que fueron a visitar a Alfredo Astiz y otros represores condenados por delitos de Lesa Humanidad sabían qué era lo que estaban haciendo.

La primera diputada libertaria que trató de quitarse la culpa de encima fue Rocío Bonacci, quien responsabilizó directamente a Martín Menem.

Y ahora Lourdes Arrieta quien, luego de aclarar que viene de una familia militar, aseguró que no sabía quien era Alfredo Astiz y que tuvo que googlearlo una vez que salió del penal.

Si esto fuera cierto queda claro que habría que hacer una prueba de aptitud a los candidatos a diputados para que conozcan, al menos, lo mínimo indispensable de la historia argentina. Pero lo cierto es que suena bastante inverosímil que una diputada, que se reconoce como parte de la familia militar, no reconozca a uno de los personajes más oscuros de la peor época del país.