Pitu Salvatierra se mostró impresionado no sólo por la cantidad de gente sino por la variedad de personas que había, desde alumnos de universidades privadas, a padres con sus hijos y mucha gente suelta que simplemente iba a apoyar una idea.

El Pitu aún mantiene la esperanza de que su hija más chica se convierta en universitaria pero además reconoce que los médicos que nos atienden en los hospitales y los docentes que le enseñan a nuestros chicos fueron producto de esa universidad pública y gratuita y que la mayoría de ellos no estarían donde están si hubieran tenido que pagar por su educación.