No es necesario ser psicólogo para darse cuenta que Javier Milei carga con huellas del pasado que quiere reparar con una visión superadora en el presente.

Pero todo parece poco para su prisma, ya que ni siquiera el haber alcanzado la presidencia del país le es suficiente.

Apenas pudo empezó a representarse a sí mismo como un líder internacional, un iluminado que viene a cambiar al mundo.

Con Majul dio un nueva muestra del mundo, poniéndose en un lugar al que el tamaño y la importancia de la Argentina no le confieren y confundiendo curiosidad por un mandatario excéntrico con admiración.