Por alguna razón a Marcelo Longobardi parece quedarle cómodo el papel de víctima.

Como si no hubiera sido suficiente el hacer la parodia de quebrarse al aire por las agresiones, ni con eso recibió el apoyo de sus colegas, ni siquiera los que comparten radio con él, por lo que hoy decidió no hacer el pase con Jonatan Viale, demostrando una gran falta de respeto con el hijo de Mauro, con la radio y sobre todo con los oyentes.

Longobardi se siente víctima de las agresiones de Milei a la prensa como si el fuera el único objetivo de un hombre que insulta habitualmente a todo el que no opine como él.

Es cierto que un Presidente no debería insultar a sus conciudadanos ni decirle extorsionadores, corruptos y ladrones a los trabajadores de prensa. Pero en lugar de llorar tras el micrófono podría hacer una denuncia ante la Justicia.