Está en el manual de la conducción política y es una regla de oro de la ultraderecha mundial: crearse un enemigo externo para mostrarse como el único capaz de combatirlo. Así lo hizo Donald Trump con el muro en la frontera con México, o Giorgia Meloni ante las barcazas cargadas de africanos que llegan a sus costas.

En el plano local, La Libertad Avanza agita el mismo fantasma al hablar de los inmigrantes ilegales de países fronterizos que se atienden en nuestros hospitales o asisten a las universidades argentinas.

Marcelo Longobardi se rebeló contra estos argumentos, mostrando con números su falsedad y señalando las falacia de arremeter contra ellos.