Macri había dicho en la campaña que era “fácil” controlar la inflación, prometía que su modelo económico traería prosperidad para el pueblo argentino. Ya no somos “agoreros” de la crisis: la inflación de agosto fue la más alta de año, suma 25% en los primeros ocho meses de 2018 y casi 35% en los últimos 12 meses; los aumentos de precios, la fuga de divisas, el modelo de endeudamiento externo.
 

Yo no diría que se trata de un error: esto es lo que Cambiemos vino a hacer y su Presupuesto es una confesión de su parte. Cuando Naomi Klein se refería a cómo algunos se benefician de las crisis (naturales o provocadas) hablaba de esto: para el año que viene las expectativas de crecimiento no se basan en la inversión extranjera directa, ni en el consumo: el único sector para el que proyectan un crecimiento importante es el agroexportador, el campo que tan poca mano de obra necesita para traer dólares, un sector que lejos de ser el “motor del país” sólo generó un crecimiento en el empleo registrado de 2,3% entre diciembre de 2015 y el mismo mes del 2017, es decir, 7200 puestos de trabajo.
 

Los recursos siempre son limitados, y no hay excusas que valgan cuando se toman decisiones políticas sobre a qué cuestiones se destina el presupuesto, con el objetivo impuesto por el Fondo Monetario Internacional de tener un déficit primario cero (sin contar el pago de deuda). La destrucción de puestos de empleo también es evidente: la tasa de desempleo estaba en un 6,6% en 2015 y supera el 9% en la actualidad, y esto teniendo en cuanta al trabajo formal, porque se calcula que se pierden tres puestos de trabajo de la economía popular por cada empleo formal que se pierde.
 

La misma línea política puede comprobarse con los lineamientos que presentó el lunes Dujovne en el Congreso, muy lejos de las promesas de Pobreza Cero. Este Gobierno pretende que aprobemos un Presupuesto que ajusta brutalmente al sector trabajador, que provocará claramente un aumento de la pobreza y la indigencia. Es además un presupuesto mentiroso, porque dicen que aumentan las partidas sociales 32% mientras que la inflación supera el 42%, y prevén una del 23% para el año que viene. La ayuda social no crece ni se ajusta con la inflación, como sí se prevé que aumenten las tarifas y los transportes públicos.

Los sectores populares no quieren una bolsa de comida o una mísera asistencia: quieren trabajo, pero con una rebaja del 50% de la obra pública resulta imposible. A lo largo de la historia se ha demostrado que el Estado es central para motorizar la economía: es posible crear un modelo que se alimente gracias al consumo interno, que produzca para la mesa de las y los argentinos.
 

Vamos a rechazar este Presupuesto, porque siguen siendo los más vulnerables y la clase media los que pagan las desastrosas decisiones de Macri. Queremos que la crisis la paguen los amigos del presidente, las grandes empresas sojeras y los que juegan a la timba financiera mientras el dólar supera los $40. Son los amigos de Macri los principales beneficiarios de la crisis. No queremos un Presupuesto donde la partida significativa que más aumenta es la de Servicios de la Deuda, que crece casi un 50% en términos nominales, llegando a $ 600.000 mil millones. Todo intereses de deuda.

Vamos a estar en la calle, y vamos a construir un frente lo suficientemente amplio para que quien logre tomar el gobierno cuando el electorado le dé la espalda a esta ola amarilla tenga la fuerza para negarse a pagar esta deuda que es una estafa, una estafa que condena a varias generaciones de argentinos. 
 

Tenemos un país enorme en recursos naturales, en manos trabajadoras que quieren con honestidad salir adelante, con solidaridad, hermanados y hermanadas en la lucha. Tenemos una historia de educación y salud pública, gratuita y de calidad. Tenemos al pueblo organizado de pie, en la calle, esperando al 25 de septiembre para hacer el tercer paro general contra el modelo de Cambiemos. Lo único que nos falta es que la dirigencia política esté a la altura de las circunstancias y sea capaz de presentar una alternativa de unidad en 2019.

A los lineamientos políticos que expresa este presupuesto, los vamos a terminar de derrumbar en la calle y después con las urnas.