La dura carta de funcionario renunciante a Aranguren: “O mis convicciones o su autoritarismo"
El ahora exsecretario de Recursos Hidrocarburíferos envió una carta extremadamente dura al ministro de Energía, de quien dependía, explicándole los motivos de su dimisión.
El secretario de Recursos Hidrocarburíferos, José Luis Sureda, presentó el martes su renuncia indeclinable al cargo, y luego envió una carta que, en durísimos términos, explica al ministro de Energía, Juan José Aranguren, de quien dependía hasta ese momento, los motivos de su dimisión.
“Inicié este camino en el último tramo de mi vida, pensando en los que vendrán. No tengo otro interés. Ya es tarde para dar rienda suelta al ego o al bolsillo. Pero mucho más tarde aún para torcer mis convicciones que, poco a poco, fui descubriendo que no son las suyas", dice el texto de la misiva.
"Con el paso del tiempo fui sintiendo que cada vez estábamos más lejos. Fui entiendo que la diversidad de opiniones es para usted un problema muy difícil de resolver, y que las decisiones que pensábamos tomar iban quedando en el camino víctimas de la coyuntura de cortísimo plazo que pasaban a ser los nuevos objetivos, fijados extra muros", sostiene la misiva.
Al parecer, la gota que rebalsó el vaso de la paciencia del ahora exfuncionario fue la decisión de Aranguren, a través de un colaborador, de impedir el ingreso de un corresponsal del diario The Wall Street Journal a las oficinas del Ministerio de Energía. Taos Turner, además, es amigo de Sureda.
"La balanza se inclinó hoy por la tarde [por el martes], señor ministro, cuando Taos Turner, periodista, pero por sobre todas las cosas mi amigo, vino a visitarme para hacerme algunas preguntas totalmente técnicas sobre hidrocarburos no convencionales y, por intermedio de su hombre de prensa, usted no le permitió su ingreso", indica.
"Las distancia entre mis convicciones y su estilo de gestión llegó a ser tan grande que me enfrenté a un dilema de hierro. O mis convicciones o su autoritarismo", asegura el exfuncionario.
Y finaliza: "Si usted cree que la libertad ajena es un bien transable que usted puede arbitrar a su gusto, debo decirle que no estoy de acuerdo. Jamás podrá usted gestionar con éxito sin un equipo. Y sin confianza ni respeto, no hay equipo. Sirva entonces la presente como mi renuncia indeclinable al cargo para el cual fui convocado. Dios ilumine a la Argentina".