Con un accionar más parecido al de un gobierno de facto que al de uno democrático la Agencia Federal de Investigaciones fue utilizada por el macrismo para realizar espionaje ilegal de una manera burda.

La agencia de los espías montó sedes en el conurbano desde donde no sólo se investigaba a candidatos y militantes sino también a sindicatos y hasta a organizaciones sociales.

Pero esto no es todo sino que el juez pudo hasta probar que los espías infiltraban gente en reuniones para recabar información lo que remite directamente a los tiempos más oscuros del país.

Ramos Padilla procesó al abogado Pablo Pinamonti, máximo responsable del espionaje ilegal macrista en Buenos Aires. El magistrado lo señala como la cabeza de la creación de una red de inteligencia que el macrismo presentó para combatir el narcotráfico y funcionó para espiar a militantes políticos y sociales.