El hombre dice no entender por qué estaría mal abrir un mercado legal de órganos.

Para colmo de males cita la ley Faustina, gracias a la cual todos los habitantes del país somo potenciales donantes salvo que se exprese lo contrario.

Pero lo que Milei no pone en la balanza es que, de haber un mercado de órganos, como él propone, la posibilidad de sobrevida de una persona que necesita un transplante tendrá relación directa con su poder adquisitivo.

De generarse el mercado que Milei propone los que no tengan el dinero suficiente para comprar el órgano que necesitan simplemente morirán esperándolo.