Mientras una pequeña parte de los cordobeses se acercaron a la plaza a vitorear al Presidente, otra parte de la población de la provincia se preparó para recibirlo con carteles que rezaban “Milei culiadazo” y también regalaron papas fritas, una obsesión del mandatario, con la leyenda: “la patria no se vende”.

Pero como si hiciera falta una explicación de lo que el término significa, Pablo Rossi, con la ayuda de su inefable compañero Eduardo Feinmann, se puso en el papel de una suerte de traductor de cordobés - español e intentó cambiarle el sentido a la frase y hasta llegó a decir que era “un término de empatía” y hasta metió a Paul Mc Cartney para intentar justificar la burrada que estaba diciendo.