El acceso al aeropuerto cordobés fue cortado por trabajadores de ATE protestando contra el plan de ajuste del gobierno de Javier Milei.

La Gendarmería recibió la orden de despejarlos y no tuvo mejor idea que arrojar gases lacrimógenos.

Pero la falta de profesionalismo de la fuerza hizo que no midieran la orientación del viento por lo que lejos de afectar a los manifestantes recibieron todos los gases ellos mismos.