El doble discurso de Rajoy
El presidente español Mariano Rajoy y los principales medios de ese país pusieron en evidencia, en los últimos días, el “doble discurso” con el que se manejan respecto a la soberanía en materia de hidrocarburos.
Rajoy reaccionó con dureza tras la decisión de la presidenta Cristina Fernández de enviar un proyecto al Congreso para expropiar el 51% de las acciones de YPF, todas ellas en poder de la firma Repsol.
Repsol es una empresa cuya propiedad en menos de 50% es de capitales españoles, y el resto de extranjeros, lo cual pone en duda su calificación de empresa española.
Rajoy dijo que la determinación del gobierno argentino es “injusta”, “ilegítima”, “arbitraria” y “discriminatoria”.
Los principales medios españoles que acompañaron la andanada de su máxima autoridad política hablaron de “robo” y “expoliación”, y reclamaron sanciones ejemplares no sólo de España sino de toda Europa para con la Argentina por su osadía.
Sin embargo, por una situación similar en la cual estaba en discusión la soberanía energética y el autoabastecimiento de combustibles de España, tanto Rajoy como estos mismos medios utilizaron exactamente los términos y los conceptos opuestos a los empleados en esta oportunidad.
Fue a fines de 2008 cuando el entonces presidente español, José Luis Rodríguez Zapatero, intentó avanzar con la venta de hasta 30% de acciones de Repsol a la petrolera rusa Lukoil.
Tal iniciativa despertó la reacción de los “populares”, quienes criticaron a tal punto la medida “socialista”, que la discusión pareció intercambiar la clásica diatriba entre ambos sectores políticos, y sentar a uno en el sillón que le corresponde al otro.
La cadena televisiva Libertad Digital Televisión (LDTV) graficaba la inédita situación del 26 de noviembre de 2008 como un “cambio de papeles en la sesión de control al gobierno en el Congreso de los Diputados”.
Una de sus reporteras destacaba que “la operación de la rusa Lukoil sobre Repsol fue el centro del debate parlamentario: Zapatero se enfundaba la chaqueta de liberalismo, Mariano Rajoy la de la intervención”.
“Hoy era el mundo al revés, socialistas liberales, populares intervencionistas”, afirmaba casi incrédula la notera.
Rajoy sostenía en esa sesión parlamentaria que “Repsol no es una cadena hotelera. Repsol tiene un alto valor estratégico. Estamos hablando del suministro energético de nuestro país, y eso no se puede dejar para arreglar los problemas personales de algunos, en manos de una empresa dudosa”.
“La ley prevé procedimientos para evitarlo, sino se hace -hablándole a Rodríguez Zapatero- lo acusaré de ser el responsable en contra de los intereses generales de España de un escándalo mayúsculo”, concluía el entonces líder de la oposición.
Y en otra de sus intervenciones, por la misma fecha -en un acto partidario- tras calificar de "inmoral" la venta de Repsol "a los rusos", Rajoy apelaba a la importancia de la energía como "elemento de supervivencia" en cualquier país, criticando a los que la usan como "instrumento de poder y para hacer política. No lo vamos a aceptar", afirmaba el actual presidente español.
Diarios como El País, que el 16 de abril último titulaba “Expolio Consumado” y advertía sobre las “graves consecuencias que tendrá para Argentina” la decisión tomada por el Gobierno, actuaba de manera opuesta cuando sucedió la discusión por el ingreso de Lukoil a Repsol.
El 22 de noviembre de 2008 en su editorial titulado “Presión Rusa”, El País sostenía que “el presidente debe recordar sobre todo que el Gobierno tiene la responsabilidad imperativa de garantizar el suministro energético de la población; y que esa responsabilidad implica que no puede haber desabastecimiento de petróleo o gas porque los intereses de suministro de otro país o sus tácticas políticas se impongan sobre las necesidades españolas”.
Por su parte, El Mundo, que en los últimos días aseguró que la expropiación de YPF por parte del gobierno argentino “producirá un daño a su pueblo (el argentino) que se prolongará en el tiempo”, el 22 de noviembre de 2008 titulaba: “Con Lukoil ganan unos pocos, perderá España entera”, y alertaba sobre “una operación que sólo beneficiará a algunos peces gordos, a costa de un sector clave para los intereses generales”.