El diario La Nación nuevamente pidió la excarcelación de genocidas
En una nueva editorial el diario La Nación volvió a solicitar la excarcelación de miembros de la fuerzas de seguridad presos por crímenes de lesa humanidad alegando la avanzada edad de los imputados. Luego de la victoria de la alianza Cambiemos esta es la segunda editorial del matutino que avanza en esta dirección. Recordemos que la primera fue publicada un día después del balotaje que le otorgó la presidencia a Mauricio Macri.
La editorial anterior del diario La Nación titulada "No más venganza" y fue publicada el 23 de noviembre de 2015, justificaba sus argumentos en base a declaraciones de la diputada Norma Morandini, quien había sostenido que "la causa de los derechos humanos no se puede defender con mentiras".
Esta vez, el recurso retórico utilizado vuelve a ser el mismo, y la editorial vuelve a publicarse sin firma. La elegida en esta ocasión es Graciela Fernández Meijide, integrante de la Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas (Conadep), quien sostuvo: "Creo en la Justicia y en los derechos humanos si puedo pedir el mismo nivel de justicia para mi hijo que para mi peor enemigo". Sobre estos dichos el matutino esgrime una nueva defensa de los imputados por delitos de lesa humanidad.
Desde La Nación aseguran que "en las últimas semanas, a raíz de los juicios en los que se investigan delitos de lesa humanidad, 112 personas con prisión preventiva, muchos de ellos adultos mayores, enfermos, enviaron peticiones de medidas cautelares a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) para que cesen los tratos crueles y degradantes a los cuales muchos de ellos denuncian ser sometidos en las cárceles desde hace años".
En este sentido, agrega que "el propósito de las denuncias ante la CIDH es que el Estado argentino se ponga a derecho y les conceda la prisión domiciliaria o las excarcelaciones por exceso en los plazos de prisión preventiva; es un trato no sólo acorde a su edad, sino también a la necesidad de acceder a los centros de salud para tratar sus dolencias", al tiempo que agrega que "la avanzada edad de los solicitantes urgidos por obtener respuestas" por parte del Estado.
"Los argumentos de la petición y de la solicitud de medidas cautelares que se han presentado son concordantes con lo que fijan los instrumentos internacionales y se basan en los informes de la CIDH y en la jurisprudencia de la Corte Interamericana", concluyen en el nuevo artículo en el que el periódico vuelve a insistir por la excarcelación de los genocidas.
La editorial de noviembre despertó amplio rechazo incluso entre los periodistas de la propia redacción del diario La Nación. Este nuevo gesto en favor de los genocidas, ¿correrá la misma suerte?
Editorial Completa Diario La Nación:
Otra deuda del Estado argentino
Debe ponerse fin a la contradicción entre la defensa de los derechos humanos y el irregular tratamiento para muchos detenidos sin condena
El respeto al derecho, la razón y la equidad son tres de los mandatos que se conjugan en la palabra justicia, pero cuyo significado universal, inequívoco, no es otro que el de ser justos, actuar y proceder como demanda la ley. En las últimas semanas, a raíz de los juicios en los que se investigan delitos de lesa humanidad, 112 personas con prisión preventiva, muchos de ellos adultos mayores, enfermos, enviaron peticiones de medidas cautelares a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) para que cesen los tratos crueles y degradantes a los cuales muchos de ellos denuncian ser sometidos en las cárceles desde hace años.
Los peticionantes son miembros de las Fuerzas Armadas, policiales y de seguridad, al igual que civiles procesados en las mencionadas causas judiciales. El propósito de las denuncias ante la CIDH es que el Estado argentino se ponga a derecho y les conceda la prisión domiciliaria o las excarcelaciones por exceso en los plazos de prisión preventiva; es un trato no sólo acorde a su edad, sino también a la necesidad de acceder a los centros de salud para tratar sus dolencias. No hay que pasar por alto dos hechos que agudizan su situación. Por un lado, la avanzada edad de los solicitantes urgidos por obtener respuestas; por otro, la ausencia de condena firme que, en los hechos, no significa otra cosa que una muerte segura en cautiverio. Lo confirman los 355 fallecidos en esa condición.
En una reciente entrevista con LA NACION, Graciela Fernández Meijide, integrante de la Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas (Conadep), referente de los derechos humanos y madre de un adolescente desaparecido, argumentó, con la claridad y la valentía de siempre, acerca de la idea que tiene del castigo. Estas fueron sus palabras: "Creo en la Justicia y en los derechos humanos si puedo pedir el mismo nivel de justicia para mi hijo que para mi peor enemigo". Recordó que, al volver la democracia, se instaló la posibilidad de cursar estudios universitarios en las cárceles comunes, pero que a los presos militares se les prohíbe estudiar. "¿Cuál es el argumento? Es la sinrazón. En el caso de Videla, un tipo que estaba anticoagulado, viejo, con quebradura de cadera, que se iba en sangre... A lo mejor se moría de la misma manera en su casa, pero, ¿qué ventaja sacó el país dejándolo en prisión en ese estado? ¿Qué ejemplo estamos dando?", se preguntó.
Los interrogantes de Fernández Meijide sacan a la superficie lo que tantos prefieren ignorar con la actitud propia del fanático que redobla sus esfuerzos aunque haya olvidado los objetivos. "Cuando los militares secuestraron y mataron con mayor sadismo a los militantes del ERP y Montoneros, no los trataron como seres humanos, hicieron venganza. ¿Vamos a hacer lo mismo? ¿Qué nos diferencia? ¿Para qué construimos entonces una democracia con instituciones distintas? Yo digo, ¡para que respetemos la ley, carajo! Por eso, uno no puede ser juez y parte. Nunca podría haber juzgado a los que mataron a mi hijo, porque, por supuesto, quiero retorcerles el cogote. Tiene que ser alguien que pueda ser objetivo, aunque se indigne por el hecho, pero que pueda tomar la distancia que marcan todos los códigos de procedimiento", afirmó.
Desde estas columnas hemos denunciado que el régimen penitenciario al que se encuentran sometidos tantos de estos detenidos sin condena, alojados en las cárceles de Marcos Paz, Ezeiza y en otras del interior del país, es violatorio de la Constitución Nacional, de las normas internas y de los pactos internacionales que ha suscripto la Argentina. Hay que destacar, sin embargo, la clara posición asumida tanto por la CIDH como por la Corte Interamericana de Derechos Humanos. Son órganos del sistema interamericano que, en forma unánime, consideran que un Estado es responsable de brindar las garantías para el ejercicio de los derechos humanos a las personas de su territorio, en especial a quienes están bajo su custodia como es el caso de los privados de su libertad.
Los argumentos de la petición y de la solicitud de medidas cautelares que se han presentado son concordantes con lo que fijan los instrumentos internacionales y se basan en los informes de la CIDH y en la jurisprudencia de la Corte Interamericana. Más de un centenar de detenidos recurren a esta nueva instancia de mediación para que avale sus derechos. No están solos. Ha pasado tiempo suficiente para que se dé respuesta a una contradicción insostenible entre el respeto a los derechos humanos que tanto se proclama y la violación que significa el tratamiento de personas a quienes la Justicia parece ignorar.