A Carrió en la derecha se le perdona todo, puede denunciar al que ella quiera, decir barbaridades, exponer problemas personales, familiares, o meterse con las amantes y parejas clandestinas de otros, y siempre salir indemne.

Incluso es capaz de comentar que ahora -¿ahora?- descubrió YouTube y se distrae con sus contenidos. Pero no sobre geopolítica o situaciones económicas, educativas o ambientales que encuentra en otras sociedades, sino para hacer un bizarro comentario sobre un perro que no tiene cola.