Joaquín Morales Solá intentó siempre dar una imagen de periodista ecuánime, alejado de las posiciones extremas, hasta que la grieta lo atravesó y dejó atrás esa intención.

De allí en más se embandera y defiende a los gobiernos que coinciden con sus puntos de vista con argumentos extremos.

Pero esta vez cruzó la raya, al sostener que los reclamos salariales son un pedido de “privilegios” y no una causa justa cuando el dinero se pulveriza antes de llegar a fin de mes.