Si bien se esperaba que la reacción de las fuerzas de seguridad del gobierno de Javier Milei dispusieran una feroz represión contra los manifestantes que se acercaron al Congreso a protestar, lo que se vivió fue peor a lo esperado.

Con la policía desatada, repartiendo palazos y disparando balas de goma y gases lacrimógenos, se vieron escenas dantescas.

Como la de una mujer entrada en años que portaba un cartel quejándose por la miseria de jubilación que recibe y la policía motorizada atropelló sin miramientos.