A Aníbal Fernández no le tiembla el pulso para asegurar que el plan de la oposición solo se puede llevar a cabo basándose en el hambre de millones de argentinos y una represión durísima contra aquellos que estén dispuestos a protestar.

Para muestra basta la historia, y los recuerdos de la crisis del 2001 aun están frescos en la memoria. La hecatombe social vivida tras el fracaso de la convertibilidad y la política del ajuste permanente derivaron en la muerte de decenas de militantes y luchadores sociales en todo el país, con Kosteki y Santillán como principales referencias.

Por eso aseguró que un baño de sangre es el que vivirá el país si Juntos por el Cambio intenta llevar adelante las propuestas que presenta en la campaña.