A Jorge Lanata le faltó poco para pedir voto calificado
El periodista Jorge Lanata pisó banquina y, en menos de dos minutos, derrapó más de tres veces. Clientelismo político, "gente de bien" y preferencias sociales implícitas en un discurso que da miedo.
El periodista Jorge Lanata derrapó nuevamente. Como si buscara salir en los diarios, polémico y eternamente "rebelde", el caballito de batalla del grupo Clarín, habló de la marcha de los fiscales que se realizó este miércoles y dijo que los que marcharon por Nisman valen dos veces más que quienes lo hacen en una marcha del gobierno Nacional.
Muy cerquita de pedir el voto clasificado, el exdirector de Crítica se fue al pasto. "Voy a hacer un comentario gorila, pero nadie de los que estaba ayer recibió un vaso de agua ni fue ahí porque lo llevaron", refiriéndose al "el chori y la coca", refrán que nació en la época de los 90 y de la despolitización de la sociedad, que significa que, la gente que va a las marchas peronistas, va porque son pobres, tienen hambre y les pagan.
"Nadie recibió nada nada nada a cambio. Y también son gente que come, que tiene sed. Son gente que se moja cuando llueve, no son invulnerables, son personas. Pero ninguna de las personas fue ahí por clientelismo de ningún tipo. Esa entrada vale doble", agregó, como si supiera, como si estuviera seguro, de la procedencia de cada uno de los participantes de una de las marchas opositoras más fogoneadas por los grandes medios hegemónicos.
Pero no se quedó ahí, buscó más y dijo: "Desgraciadamente vi a compatriotas nuestros en marchas de gobierno que no podían hilvanar una frase y nos sabían por qué estaban ahí".
Cabe destacar que en la marcha del 18F, quienes tuvieron oportunidad de hablar a través de algún móvil, tampoco dejaron en claro para qué marchaban. Si bien la movilización era en homenaje al fiscal fallecido Alberto Nisman, muchos manifestantes pedían Justicia, otros paz, otros por la Patria, y así, envueltos en generalidades, terminaban, también, no diciendo nada.
Pero el broche de oro llegó cuando comparó al clientelismo político con putas y a los que marcharon con los fiscales como una doncellas inocentes y enamoradas.