Un prócer sorprendente
La sanción de la FIFA al delantero uruguayo Luis Suárez disparó innumerables polémicas y, como no podía faltar, no menos apelaciones antiimperialistas o casi.
Casi, porque una cosa es meterse con la FIFA y otra algo diferente con el FMI, la OTAN o el Club de París. Pero bueno, la intención es lo que vale.
¿Qué pasó con Luis Suárez? ¡Uf! Le mordió el hombro a un italiano, encima, flaco.
Aclaremos, antes que nada, que Suárez es un extraordinario delantero, la “carta salvadora” de la selección uruguaya de fúltbol.
(La larga aclaración “selección uruguaya de fútbol” viene a cuento de que, en tren de síntesis y brevedad, el autor de estas líneas había estado a punto de escribir “del Uruguay”. Recapacitando, advirtió que Uruguay es mucho más que “la selección uruguaya de fútbol”.)
Pero Luis Suárez es un muy peligroso delantero, dicho lo de “peligroso” sin doble intención. Hace goles, que es lo que importa.
Uno, que no sabe nada, se preguntaba en el encuentro que Uruguay perdió, y mal, con Costa Rica: “¿Qué diablos hace el maestro Tabárez que no lo pone a Suárez?”.
Claro: estaba lesionado. Y tras una asombrosa recuperación física, volvió al juego y casi que ganó solito los otros dos partidos.
En el segundo de ellos, mordió a un italiano.
De conocer a tantos en mi barrio, no me figuro que un italiano sea más sabroso que un gallego, un puertorriqueño o un francés. Ni me parece que al pobre delantero uruguayo lo sometan a una dieta tan pobre en proteínas que...
En fin, que fue medio raro.
Independientemente de que el árbitro lo haya sancionado o no durante el juego, “todo el mundo”, que viene a querer decir “todo el mundo del fútbol” daba por sentado que alguna sanción habría de recibir. Había antecedentes de otros mundiales. Una o dos fechas, decía la mayoría de los analistas y opinadores.
Una o dos fechas es un montón: quedan apenas cuatro fechas para el final del campeonato mundial, así que una fecha sin su principal delantero para la selección uruguaya podría significar el fin.
El fin del campeonato, no el fin de Uruguay, aclarémoslo por si hiciera falta. Que una cosa es una cosa y otra cosa es otra cosa... Aunque algunos no se den cuenta. Entre ellos, el presidente de la República Oriental.
Para Pepe Mujica, como para muchos otros comentaristas deportivos, la sanción aplicada a Luis Suárez fue excesiva.
De movida, la calificación es relativa. Poco o mucho son siempre términos relativos. Pero es cierto que, si alcanzaba con un bozal, ¿por qué echarlo al tipo del mundo? Con un par de fechas (y el bozal) alcanzaba. Y si de afectar a Uruguay se trataba, alcanzaban, de paso y para abonar la paranoia futbolística, para dejar a la selección uruguaya afuera del mundial. Porque sin Suárez...
Con el auxilio de los archivos periodísticos, uno no tuvo más remedio que evocar circunstancias, por esas cosas de los tratamientos periodísticos, semejantes. Y si al día de hoy, Luis Suárez podría decir que le “cortaron los dientes”, hace unos mundiales Diego Maradona pudo decir que le habían cortado las piernas, lo que dicho sea de paso, es una parte de la humanidad de un futbolista más significativa que su dentadura.
En lo personal, en ese momento me sentí destrozado, como abatido por un temporal. Y lo sentí casi más por Diego que por la selección, porque me pareció que un rayo había caído sobre él, y de paso, sobre todos nosotros.
Sin embargo, quedó claro que la “sustancia antideportiva” había sido ingerida por Maradona y no por Havelange.
Uno puede decir que no está bien que esa sustancia fuera considerada antideportiva o que si no saltó durante el juego, ¿por qué sancionarla si aparece en los análisis de orina o en los replays televisivos?
Se pueden decir muchas cosas, menos que la ingesta de esa determinada sustancia no estaba sancionada o que morder el hombro del defensor contrario forma parte de las incidencias normales del fútbol. O, por lo menos, tan “normales” como un codazo, un cabezazo o una plancha.
Pero salgamos de esa discusión, que no nos lleva ninguna parte.
La discusión de la parcialidad, el periodismo deportivo, el periodismo en general y hasta dirigentes políticos y hasta presidentes es si la sanción no fue excesiva.
No lo sé, o sí: ya dije que si con un bozal y una antirrábica era suficiente, la sanción es exagerada. Pero el problema está puesto fuera de ángulo.
Sería razonable que parciales, opinadores y presidentes recordaran, que tanto en este caso como en el caso de doping de Maradona, estamos hablando de profesionales, no de chiquilines que juegan a la pelota en un potrero: hablamos de deportistas (por llamarlos de alguna manera, porque el deporte es, por definición, amateur) que cobran miles de dólares por cada encuentro que disputan, por lo que, en consecuencia, deberían, antes que nada, comportarse como los profesionales que son y no como los chiquilines irresponsables que pretenden ser.
No entender esto es grave, tanto por parte de los profesionales como, ¡y principalmente!, por parte de la afición.
En estos momentos Luis Suárez es recibido en Montevideo como un prócer de la Patria, cuando no es más que un irresponsable.
Lo de las sanciones de la FIFA, cosa de la FIFA. ¿a quién le importa eso? Lo que importa es que, por una taradez de un irresponsable, la selección uruguaya de fútbol quedó con menos posibilidades de seguir en el mundial.
Todo lo demás, verso.