Sobredimensión desconocida
¿Cuántos aspectos, caras, lados, ángulos, perspectivas, tiene la humildad?
Yo pienso, puntualmente y para tomar partido, que el pensamiento de que la persona que solo usa un par de zapatos es humilde; se está sobrestimando la humildad.
Me niego a pensar a la humildad basado solamente en lo económico.
¿A cuántos nos ha tocado trabajar con personas que tenían más de un par de zapatos y, sin embargo, compartieron sus conocimientos que nosotros que apenas empezábamos?
El sabio que escucha, es humilde; pero sabe que es sabio. Eso nunca lo olvida, yo no deja de ser lo que es.
Se puede llegar a ser número 1; o se puede ser un número 1. Guillermo Vilas es la muestra del botón. Su ambición por ser mejor, lo llevó a querer ser el mejor. Su talento, pero por sobre todo su trabajo, su obsesivo trabajo en lo técnico de sus golpes, fue lo que colocó a Vilas en el Parnasso tenístico de la época…
Contó este año Reggie Miller (Un bombardero de la línea de tres que jugaba en los Pacers) un cruce con Michael Jordan del año 1987, en un partido de pretemporada.
La cuestión era que Miller jugaba su primer año de NBA mientras que Jordan ya iba por el tercero y ya era una estrella. En el descanso del entretiempo, Reggie, que había anotado 10 puntos, le dice a Jordan que solo había anotado 4: “Ey; parece que hay un nuevo chico malo en el barrio no?” (No hagamos un balance del valor calórico de lo que se dicen los americanos porque no es el caso de esta columna) “Ok” Contesto lacónicamente el 23 de los Bulls.
Cuando finalizó el segundo tiempo, y el partido, MJ había clavado 40 puntos y Miller tan solo 2; acto seguido, Jordan se le acercó al novato Miller y le dijo “Nunca vuelvas a hablarle así, al Jesús negro”
Esa temporada, la 87/88, Michael Jordan fue el jugador más valioso de la NBA y además, el mejor defensor de la liga, y todo, porque el año anterior los periodistas especializados habían sugerido que Jordan… no era buen defensor.
Ambición y humildad no son antagonistas
Ojalá tengamos todos una buena semana