La segunda vuelta en la ciudad de Buenos Aires lo ubicó a Daniel Scioli como el gran ganador porque es el único que puede capitalizar a nivel nacional el susto que se pegó Mauricio Macri en su propio distrito donde creía tener un triunfo asegurado y a los porteños en el bolsillo.

Por eso Macri es, además, el gran perdedor de esta segunda vuelta que lo dejó sin festejos en el escenario e incluso hasta lo obligó a un dudoso y poco creíble cambio de discurso sobre temas centrales como la Asignación Universal por Hijo (AUH), YPF y Aerolíneas Argentinas.

Las elecciones siempre dejan ganadores y perdedores, pero  muchas veces no son quienes participaron directamente como candidatos en los comicios sino referentes que no se postularon pero que capitalizan los votos obtenidos o cargan con el costo de los votos no obtenidos. Los comicios de ayer son un claro ejemplo de esto.

Mientras tanto L y L que se disputaban el ejecutivo porteño por diferentes espacios políticos aunque integran el mismo espacio a nivel nacional que lleva como candidato presidencial a Macri, quedaron desdibujados porque la nacionalización del resultado de la segunda vuelta fue inevitable.

L aseguró que había que ganar y que ganó. Y L que casi gana y que logró asustar y mucho a Macri, su propio candidato presidencial, insólito, festejó un triunfo que no fue. Y festejó los votos obtenidos que claramente no le pertenecen.

Increíble.

En política no sólo importa el resultado que es cierto, por un voto se gana o se pierde, pero el análisis de lo que reflejan las urnas es una obligación y la cantidad de votos obtenidos es el mensaje que hay que leer para poder interpretar al electorado, si no caemos en la necedad.

El electorado de la Ciudad de Buenos Aires ayer golpeó a Macri y lo dejó sin baile en el escenario. El PRO quedó después de los fracasos electorales consecutivos en las últimas  semanas en Santa Fe, en Córdoba y ahora con el triste resultado en la ciudad, como una fuerza vecinal en un distrito muy importante como lo es el porteño, pero nada más.

Mientras tanto, sin ser candidato y sin jugarse nada ayer en las urnas, todo fue rédito para Scioli que lo miraba por TV y capitalizaba el golpe de los porteños a la ambición presidencial de Macri, que llega muy desgastado a las PASO.